Los chinos llegados al Perú eran llevados a las plantaciones de caña y algodón, a las islas guaneras y, más tarde, a los ferrocarriles en construcción. La mayoría de culíes sufrieron maltratos físicos, discriminación, racismo y una dura explotación laboral. Muchos no recibían salarios, eran apilados en barracas y encadenados para que no huyeran. Cuando lo hacían eran capturados y golpeados terriblemente. Los castigos más comunes eran el cepo, la barra, los azotes, la cárcel, el diario encierro en los galpones y, en casos extremos, las ejecuciones. Frente a los abusos excesivos se generaba una respuesta violenta a la que temían los hacendados. Por eso era normal que cualquier hacienda tuviera una buena cantidad de armas.
Los culíes se defendieron del abuso, sobre todo tomaban nota de la fecha en la que habían ingresado al trabajo. Desconocer o no recordar esta fecha era perder la posibilidad de salir definitivamente de la hacienda. Ciertos procedimientos y tratos utilizados no estaban escritos pero sirvieron para regir la vida cotidiana de la gente. No estaba escrito, por ejemplo, aplicar castigos físicos. Sin embargo los hacendados lo hicieron con mucha frecuencia y severidad. Lo hacían porque esa era la norma usual para controlar a los trabajadores de sus haciendas.
En las azucareras, la presencia del Estado era muy débil. Este solo se hacía presente para pedir “contribuciones”. A su vez, [1]La impotencia de los chinos y junto a su descontento propició que se inicien movimientos revolucionarios en contra de sus "amos". Empezaron con pequeñas fugas y disturbios. La mayoría de estas, se dieron en el norte limeño, donde se ubicaba una gran cantidad de azucareras.
En las azucareras, la presencia del Estado era muy débil. Este solo se hacía presente para pedir “contribuciones”. A su vez, [1]La impotencia de los chinos y junto a su descontento propició que se inicien movimientos revolucionarios en contra de sus "amos". Empezaron con pequeñas fugas y disturbios. La mayoría de estas, se dieron en el norte limeño, donde se ubicaba una gran cantidad de azucareras.
En las islas guaneras, unos sesenta obreros chinos consiguieron burlar la vigilancia de sus guardianes y se suicidaron sobre las rocas. Los que no podían lograr su cometido era sometidos a dos docenas de azotes, los dejaban sin respiración y cuando los soltaban, eran llevados al hospital. La mayoría de veces, si se recuperaban, se suicidaban".
En 1870 miles de ellos escaparon e incendiaron las plantaciones y haciendas en Barranca y Pativilca, el 4 de setiembre de 1870 se produjo la rebelión de los “Caras Pintadas”, donde unos 1200 a 1500 chinos con la cara pintada de rojo y azul, mataron a una familia abusiva, saquearon pueblos. Otras se dieron en Upacá, Paramonga, Potao, Huayto, y Supe. Algunos chinos, al no tener documentos, ni compartir el mismo idioma, optaron por suicidarse o escapar a los valles y unos pocos a los pueblos andinos. En 1880 aprovecharon la invasión chilena para fugar y unirse a las hordas saqueadoras del general Patricio Lynch.
[1] RODRIGUEZ 1951 : 150
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